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Adriana Hernández Mancera es originaria del Estado de México. Desde pequeña siempre se interesó en los animales, las artes, la naturaleza, y en crear cosas nuevas usando su imaginación y los residuos sólidos. 

Al cumplir 7 años se fue a Chihuahua, donde vivió un año para después asentarse definitivamente a las afueras de La Paz, B.C.S. Aun cuando entró al bachiller, no le gustaba vivir en La Paz, tenía amigos, familia, tenía toda una vida, pero algo le faltaba… no entendía que más se podría hacer en una ciudad tan pequeña.

Un día, su padre la llevó a un jardín comunitario que pertenecía a Raíz de Fondo, una organización que tiene jardines donde la gente cultiva y cosecha sus propias hortalizas de manera orgánica. Rápidamente, se hizo voluntaria para la apertura del jardín Sabores de la Tierra y siguiendo algunos de sus intereses, Adriana apoyó en el área de cocina con los aperitivos que se darían ese día. Como el jardín carecía de cocina, toda la comida se preparó en las instalaciones de EPI. Adriana nos cuenta que cuando llegó vio a muchos jóvenes de entre 15-18 años y conoció a Aracely Rojas, encargada del programa de vinculación, quien la invitó al club de ecología llamado Californios Verdes conformados por una mayoría de ex alumnos de EPI. Aracely le dijo: “te va gustar, hay muchas actividades en las que podrás participar, y muchas maneras de apoyar a la comunidad y el medio ambiente.” Sin embargo, Adriana nos confesó que al principio “aunque la idea de apoyar a otras personas y ser voluntaria en muchas actividades relacionadas con el medio ambiente me interesaba muchísimo, también me aterraba llegar a un lugar en el que no conocía a nadie.”

En su segundo semestre de bachiller conoció a PROBEA, el Programa del Museo de Historia Natural de San Diego. PROBEA tiene un proyecto en el cual los alumnos trabajan en conjunto con los directivos y trabajadores del plantel para convertirla en una institución ambientalmente sustentable, este proyecto se llama “Escuela Inteligente.” Adriana, motivada por sus gustos personales y por maestros del COBACH 11 se unió al comité de Escuela Inteligente donde además de trabajar en pro del medio ambiente y apoyar a la comunidad escolar en actividades relacionadas con Escuela Inteligente, se abrió sin saberlo más de una puerta que cambiaría su vida.
  
En mayo del 2013 se unió a Californios Verdes después de participar en el Programa de Ecología de Islas de EPI en la Isla Espíritu Santo. Durante ese curso, conoció, convivió y experimentó con sus compañeros de escuela el placer de aprender sobre la importancia del medio ambiente y muchas especies que por nuestra causa se encuentran amenazadas. Por otra parte, también comenzó a conocer su ciudad gracias a un proyecto previamente llamado  “Jóvenes por Balandra” y ahora “Yo amo Balandra”. En este proyecto, los Californios Verdes, en conjunto con Niparajá, Conciencia A.C., y la ESCUFI, son voluntarios como facilitadores de un rally de conocimientos en esta playa ubicada a las afueras de La Paz. Permite juntar a una colonia de escasos recursos y una escuela preparatoria, para que puedan conocer y entender la importancia de los distintos ecosistemas presentes en Balandra. Adriana nos comenta que “fue una experiencia increíble, sábado tras sábado me levantaba temprano pensando que vería a niños decir ‘me encanta la playa, es como en las películas’ ó ‘yo le digo a mi papá que no tire basura’,  y ver a los jóvenes participar sin darle importancia a la clase social o económica, simplemente se divertían y aprendían.”

“No me gustaba vivir en La Paz” nos dijo Adriana, “a pesar de sentir la libertad de salir sintiéndome segura, me sentía apresada por la rutina. Cuando conocí a EPI, a Californios Verdes, y las otras organizaciones, me sentí libre de crecer, de hacer lo que me gustaba, de ayudar a los demás, de apoyar al medio ambiente y sobre todo, de aprender sin tener miedo de equivocarme: aprendí que equivocarme me llevaba al éxito, ellos cambiaron mi vida.”

Adriana también postuló y ganó una beca con EPI gracias a la cual viajó hasta Galápagos, Ecuador, y tuvo la oportunidad de trabajar con la tortuga terrestre gigante, así como de también disfrutar de las hermosas vistas de la Isla Santa Cruz. “Mi primera vez fuera del país, no podía creerlo… ¡Iba a pisar la tierra que Darwin pisó! Aprendí muchísimo, me encantó la cultura que tienen en cuanto separación de desechos, transporte, y respeto por los animales. ¡Definitivamente tengo que volver!”

Actualmente Adriana se dedica a hacer voluntariados en distintas organizaciones como en Raíz de Fondo, con un grupo de liderazgo y con el taller de Nutriteatro en algunas escuelas primarias y jardín de niños. Sigue siendo parte de Californios Verdes, porque realmente le importa ser un agente de cambio en la sociedad.

Además, gracias a todos estos logros, ganó la beca EPI Alumni Award para poder realizar su proyecto, el cual constará en una tarde de cine durante la cual se proyectará el documental Azul Intangible en la cancha de El Centenario, un ejido a las afueras de La Paz, el cual es su hogar desde los 9 años de edad. Adriana nos comentó que “mucha gente no conoce cuál es el maravilloso mundo marino que se encuentra en el Golfo de California, Eréndira Valle nos lo muestra en Azul Intangible y es algo que quiero que la comunidad se entere, porque Aracely nos decía ‘no puedes cuidar aquello que no amas, no puedes amar aquello que no conoces, y no puedes conocer aquello que no te enseñan.’”

Adriana acaba de culminar sus estudios de bachillerato y piensa dedicarse este año a solo estudiar inglés, y ver qué camino tomar en el futuro. No obstante, piensa seriamente dedicarse a la educación ambiental y a las artes plásticas. Una cosa es muy segura, tiene sueños que va a cumplir, como ser voluntaria para cuidar a orangutanes sin mamá, seguir pintando, aventarse en paracaídas, volar en globo aerostático, viajar y seguir haciendo voluntariados.


Por último Adriana nos dice “tuve la gran suerte de estar en el momento oportuno, con la gente correcta, haciendo lo correcto, EPI, y Californios verdes así como todos a mi alrededor cambiaron mi vida, por eso hoy agradezco a todas las personas que siempre me impulsaron a hacer lo que me apasiona, a mis padres y familia por educarme correctamente, por apoyarme incondicionalmente y a mis amigos por siempre estar ahí para mí, ¡Gracias!”
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La aventura de nuestras vidas. La vida nos sorprende tan grandemente solo una vez cada tanto, y esta ocasión fue la oportunidad de cuatro chicas miembros del club ecológico Californios Verdes.

Adriana Hernández Mancera, Dunia Ali Sánchez Rodriguez, Elizabeth Giomara Zamora García y Jimel López Montoy, así como una afortunada mamá californio Yolanda Angélica Ríos Torres, tuvimos la oportunidad de experimentar una aventura que cambiaría nuestras vidas para siempre, un viaje al archipiélago de Galápagos. Desde el principio la aventura fue desafiante, pues nuestros vuelos fueron retrasados, los horarios muy separados y tuvimos que correr, literalmente, para poder llegar a tiempo a nuestra documentación y sala de espera de nuestros vuelos. Pero todo eso valió la pena: todo el cansancio, mareos y malas experiencias en el vuelo pronto quedaron atrás al llegar a Galápagos, esas mariposas en el estómago de al fin pisar tierra, una tierra que todos sueñan con pisar, eran incontrolables y a la vez hermosas.
Y al llegar a Galápagos empezaría una aventura única en la vida en la cual lo único que pudimos hacer fue disfrutar y sonreír ante las maravillas que estábamos presenciando. El primer pensamiento que tuvimos todas fue: “estoy pisando la tierra que piso Charles Darwin hace muchos años”, y la emoción crecía y crecía cada vez más. Viajar a Galápagos a nuestra corta edad fue lo mejor que nos pudo haber pasado, conocer y convivir con gente originaria de Ecuador fue un extra que no esperábamos. Aprendimos sus palabras comunes y ellos aprendieron de nosotros. La cultura ecológica de los habitantes de las islas es impresionante y muy avanzada. Separaban los residuos en orgánico, inorgánico y reciclable, lo cual era impresionante porque absolutamente todas las personas participaban de ello. Además, el hecho que toda la gente se movía en la ciudad caminando o en bicicleta, fue sin duda algo que nos impresionó. En las calles no se tira basura, lo que nos hizo darnos cuenta de que nuestros hábitos diarios podrían mejorar aún más, y tratar de implantar esa forma de vida, en mi familia, con mis amigos, y ¿por qué no? en mi escuela.

Trabajamos mucho y aprendimos aún más, disfrutamos mucho de esta oportunidad. Conocimos varias especies endémicas tanto del archipiélago, como de la Isla Santa Cruz, como fue Chelonoidis nigra, una especie de tortuga gigante y Opuntia cacti, una especie de cactus, iguanas marinas, pinzones diferentes, tintoreras o tiburones punta negra, gaviotas, lagartijas, iguana terrestre, en fin una increíble diversidad de fauna y flora nativa y endémica, que nos maravilló y asombró grandemente. En el programa de Ecología de Islas de EPI Galápagos pudimos realizar muchas actividades relacionadas con la conservación de tortugas gigantes (Chelonoidis nigra) y su hábitat. El primer día colaboramos en el marcaje y monitoreo de tortugas, ayudando a marcar, pesar, medir, y tomar datos de varias tortugas que nos encontramos en el camino (10 en total), todo esto en un terreno resbaladizo, fangoso y muy desafiante. El segundo día, tuvimos la oportunidad de viajar a uno de los puntos más altos de Isla Santa Cruz, a Media Luna, y luego trabajar en la erradicación y control de plantas introducidas como la mora, en Santa María y Cascarilla, y tuvimos un resultado muy bueno, con más de 300 m2 liberados de plantas nativas y un total de 566 plantas arrancadas. El tercer día analizamos las muestras recogidas en campo, contamos semillas y analizamos las plantas encontradas, aparte que tomamos datos contribuimos a un estudio que se está realizando desde hace seis años. Ese día descubrimos, durante clases, el por qué Galápagos es único, y vaya que es único y tan especial. El cuarto y quinto día nos dedicamos a realizar nuestro proyecto de investigación, que como en todo programa de EPI tenemos que realizar, nuestro tema a trabajar fue: ¿De qué género de tortuga gigante (Chelonoidis nigra) se han dado más avistamientos en la temporada cálida (marzo a junio) en la zona de “El Chato” en los años 2011-2014? Estos días fueron increíbles donde hicimos amigos y compañeros maravillosos, y pudimos convivir con chicos de la Isla San Cristóbal, quienes nos trataron muy bien y nos enseñaron muchas cosas acerca de las Islas.
Todas tuvimos sentimientos encontrados en este viaje y pudimos sentir la añoranza de casa y nuestras familias, y a su vez la emoción de poder vivir parte de los documentales que alguna vez vimos sentadas en la sala de nuestra casa, ver la diferencia gastronómica y echar un poco de menos el picante, darnos cuenta que aunque hablamos el mismo idioma tenemos muchas cosas diferentes. Estar dispuestas a salir de nuestra burbuja de confort y levantarnos a las 6am, bañarnos con agua fría, llenarnos de lodo, dormir en sleepings y comer todo el día. Ver tan cerca a un animal que ya vivía en la tierra bastantes años antes de que naciéramos y ver que a pesar de su enorme tamaño nos temía, en cuanto nos veía se escondía dentro de su enorme caparazón soltando un bufido. Nos dimos cuenta de lo frágil que es nuestro entorno y hasta qué grado hemos llegado a perturbarlo con tal de conseguir nuestra comodidad que ahora la naturaleza ha pagado un alto precio por nuestro confort, especies de tortugas extintas como el Solitario George, los pájaros brujos severamente amenazados, la Scalesia que sigue luchando contra la mora y la lista es bastante larga. Esta emoción crecía y creía al tener la oportunidad de estar paradas dentro del mar y ver pasar iguanas marinas nadando frente a nosotros y verlas tomar el sol en la arena. Todo esto, los sentimientos y experiencias son memorias que quedarán grabadas para siempre en nuestras mentes.
Solo podríamos describir este viaje como sueños cumplidos, de sonrisas y aprendizaje infinitos, y una aventura que recordaremos para toda la vida, y lo que podemos decirle a todos los chavos y papás californios es que estén leyendo esto es: que aprovechen todas y cada una de las oportunidades que EPI México ofrece, pues son experiencias inolvidables y de gran valor educativo, además que enriquecen tu vida de una manera espectacular. Por último queremos agradecer a EPI México por brindarnos la oportunidad de vivir esta experiencia maravillosa, y cambiar nuestras vidas para siempre, nunca vamos a tener palabras ni acciones suficientes para agradecer todo su apoyo y confianza al permitirnos ir a este viaje a las Islas Galápagos. Muchas gracias.

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El urbanismo táctico es una corriente nueva que pone el esfuerzo colectivo al centro de las motivaciones y busca mejorar los espacios públicos en desuso. 

Intenta embellecer el ámbito urbano para que la vida ahí se pueda desenvolver con un ritmo más humano. Quiere transformar espacios y llevar a la creación de vínculos. Busca motivar la participación ciudadana para que dicte el uso de los espacios basándose en las necesidades de la comunidad.

El urbanismo táctico desea concebir una estrategia que gradualmente pueda provocar cambios. Quiere implementar soluciones para los retos de planeación local. Anhela crear compromisos a corto plazo con expectativas realistas. Busca motivar acciones con bajo niveles de riesgo que tienen el potencial de convertirse en grandes recompensas. El urbanismo táctico pretende desarrollar el capital social entre los ciudadanos y el crecimiento de las capacidades de organización colectiva.

¿Pero no podemos preguntar, por qué todo esto? ¿Por qué la necesidad de hacer ciudades a escala más humana?

Porque nuestras ciudades se están transformando. Alrededor del mundo, las ciudades están en constante evolución incluyendo azoteas verdes, sistemas de transporte sustentable, implementando el uso de la bicicleta, creando espacios públicos de convivencia, potenciando el uso de energías renovables en sus edificios, construyendo parques lineares, y creando nuevos empleos verdes. Estas tendencias tienen la finalidad de hacer de nuestros espacios urbanos, distritos sustentables que ponen énfasis en el bienestar social. Poner al humano al centro de las actividades, poner al peatón por encima de los autos, poner los valores por encima de los intereses: éstas son las acciones que están devolviéndole el carácter cálido y humano a las ciudades para que dejen de ser sencillas “jungla de concreto”. 
Nuestras ciudades están cambiando. Imagínate una ciudad sin postes y cables aparentes, potenciada por energías limpias, una ciudad por donde puedas circular libremente en bicicleta, una ciudad donde se respira aire fresco y la contaminación no es problema del día a día, una ciudad en donde calles y banquetas forman parte de un mobiliario urbano que alienta hacia una infraestructura verde y sustentable. Una ciudad en donde la basura es parte de la solución y no del problema. Una ciudad por donde la movilidad urbana sustentable es una realidad.
La Paz es una de las pocas ciudades en México que cuenta con infraestructura ciclista. Construida hace unos cuarenta años, la ciclovía del Boulevar Forjadores corre desde el Parque Morelos hasta la UABCS. Sin embargo, esta ciclovía, abandonada por décadas, se encuentra ahora invadida por postes telefónicos, anuncios publicitarios, carros y otros obstáculos que hacen transitar por ella, todo un reto. Con la finalidad de rehabilitar espacios en desuso que podrían ser de gran aprovechamiento urbano, diversas organizaciones y colectivos en La Paz como Urbanería, Raíz de Fondo, Niparajá, BCSicletos y Ecology Project International decidieron unirse para llevar a cabo la recuperación de esta ciclovía en un tramo de 300 metros (de la 5 de Febrero hasta la calle Veracruz).
Así mismo, los días 16 y 17 de mayo de 2014 se organizó un evento de Urbanería inspirado en la denominada corriente de urbanismo táctico. La intervención se realizó con más de 80 participantes cuyo esfuerzo colectivo llevó a un muy buen resultado. Esta Urbanería se realizó en conjunto con la Preparatoria Morelos y su taller de diseño. Las actividades que se llevaron a cabo durante la intervención fueron: creación de jardineras para la cosecha de agua de lluvia, limpieza y señalización de la ciclovía, creación de murales con temáticas sobre la concientización vial y reforestación.
A continuación podrá ver una serie de fotografías cuyo contenido muestra el valor agregado a la ciclovía después de la intervención.

Mural para la concientización vial "Todos somos peatones"

"Transitar es compartir"

Mural informativo "El agua en La Paz" de la campaña "El agua no viene de la llave, viene de las sierras. ¡Cuídalas!" de Niparajá

Así luce ahora un costado de la ciclovía con jardineras para la captación de agua de lluvia.
Otra vista de las jardineras para cosecha de agua de lluvia realizada por los participantes y Raíz de Fondo. ¡Todo un éxito con lluvia!

Mural hecho por los estudiantes de la Prepa Morelos






Escrito por Istar Vignal

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