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Juan Adrián, exalumno de EPI, nos comparte su experiencia al realizar un proyecto en su escuela para disminuir el uso de unicel:

Mi nombre es Juan Adrián Trasviña Ramírez y fui uno de los ganadores de la convocatoria EPI Alumni Award de Ecology Project International.

El concurso consistió en que los jóvenes exalumnos en algún programa de EPI propusieran un proyecto de conservación aplicando las metodologías y el conocimiento adquiridos en las salidas de campo. Decidí participar el año pasado, por lo que ya tenía en mente algunos proyectos enfocados a la reducción de los residuos sólidos en la ciudad.

Desde que entré a la prepa noté que la mayoría de los desayunos que los estudiantes consumimos se sirven en desechables de unicel; lo peor de todo es que la mayoría no sabe lo peligroso que es este material para el ambiente y a la salud humana, así que lo compran y se deshacen de él sin ningún remordimiento. Debo aceptar que antes de saber esto en contra del unicel, yo consumía papas fritas o fruta en charolas de unicel, pero desde que empecé a asistir a los cursos y talleres en EPI reduje muchísimo mi consumo de estos productos. Eso quería lograr en mis compañeros, que a través de pláticas o testimonios pudieran ver lo dañino que es el unicel, y que nuestro consumo diario puede afectar negativamente en los ecosistemas. Sin embargo, muchos no podían ir conmigo al Eco-club Californios Verdes porque tienen sus propias actividades después de la escuela o simplemente les daba flojera salir de sus casas, así que decidí enfocar el proyecto a mi escuela.

Es muy difícil hacerle ver a una persona el impacto negativo que sus acciones tienen, y más si ya han adoptado esas acciones como costumbre. Eso debía lograr en la escuela con mis compañeros y el personal de la cooperativa, pero de una manera sutil, sin provocar problemas. Pensé que si no podía hacer que los estudiantes fueran a EPI, debía llevar una parte de EPI a la escuela: para atacar el problema de los desechables en la preparatoria lo mejor sería un taller de concientización al alumnado, una plática para proponer la reducción de desechables a los directivos del plantel y a las señoras de la cooperativa y una campaña de conciencia ambiental con carteles informativos en los periódicos murales.

Puse en claro los objetivos del proyecto, los resultados que me ayudarían a llegar al objetivo y las actividades que tendría que realizar para llegar a los resultados. Necesitaba medir el nivel actual de conciencia ambiental, para compararlo con lo aprendido después de haber asistido a los talleres informativos. Se aplicó una encuesta a 100 alumnos para saber su opinión acerca del tema y su disposición de traer sus propios trastes reusables a la escuela. Después era necesario proponer el proyecto a los directivos del plantel y a la encargada de la cooperativa. En esa reunión acordaríamos las fechas de las pláticas de concientización, la disponibilidad de los salones para asistir a las pláticas, y sobre todo si contaba con el apoyo de la cooperativa para reducir el número de desechables de unicel que ofrecen a los alumnos.

El siguiente paso era ver quién podía colaborar con las pláticas de concientización, y opté por contactar a Gabriela Jiménez, especialista en el tema del unicel y sus efectos. Luego de las pláticas de Gabriela se volvió a aplicar la misma encuesta a los alumnos para comparar sus nuevas respuestas con las anteriores y ver los cambios en sus formas de pensar y en sus posturas acerca del tema. Después le mostraría a la señora de la cooperativa los resultados para demostrar que no habría problema en dejar de ofrecer unicel. Para darle seguimiento al proyecto pensé en publicar dos carteles informativos cada mes en los periódicos murales del plantel, donde se transmitiría toda información referente a los daños del unicel y se motivaría a los alumnos a llevar sus propios platos, y además haría falta convocar una asamblea para informar los objetivos del proyecto de manera general.

Por último, pensé  en hacer este proyecto un poco más masivo, así que decidí darle difusión local a la iniciativa para animar a las demás escuelas e instituciones a implementar el proyecto en sus planteles.
Toda esta metodología la introduje en el marco lógico, el cuál envié en formato y forma a EPI.

Semanas después recibí un correo donde se me informó que fui uno de los ganadores del Alumni Award y que Ecology Project me daría el presupuesto necesario para realizar el proyecto. Ahora me encuentro en la etapa de programar las pláticas con los directivos del plantel y con Gabriela, quien me ayudará a impartir el taller a los alumnos encuestados; también tengo que seguir con las cotizaciones de otros materiales que reemplacen la función del unicel para proponérselo a las señoras de la cooperativa.

El reto más grande ha sido respetar las fechas del marco lógico, debido a tareas, prácticas y mis actividades diarias, pero estoy trabajando para mejorar en ese aspecto. He tenido éxito con el apoyo que me brinda mi escuela, maestros, directivos y compañeros de clase, pues es necesario contar con su aprobación para que las expectativas que tengo del proyecto se realicen exitosamente.

También hay retos a futuro, como la posibilidad de que alguien de los primeros grados se encargue de ayudar a monitorear el proyecto durante los semestres que vienen, pues este es el último que me queda en la preparatoria y me gustaría que los chicos tengan la motivación de seguir con el proyecto aunque yo ya no esté. 


Yo creo que el proyecto será un éxito, y que servirá para que las demás escuelas sigan el ejemplo de la iniciativa para implementarla en sus planteles, y que más chicos de mi edad se animen a crear proyectos de conciencia ambiental dentro de sus escuelas o en la localidad.

Estoy muy agradecido con las personas que me han apoyado para realizar el proyecto, y sobre todo con EPI que me ha dado las herramientas y el conocimiento para crear iniciativas como ésta y a siempre estar impulsando a chicos de nuestra edad a formar parte de la solución de los problemas en nuestra comunidad.
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Los microplásticos son pequeñas partículas de plástico de hasta 5 mm de diámetro, que provienen de desechos de plástico. Éste se encuentra en distintos materiales que cotidianamente se utilizan; encontramos plástico en todo a nuestro alrededor: en las bolsas del supermercado, en los juguetes para niños, en las botellas de agua y otros envases, bolígrafos, y en una lista muy extensa de artículos de consumo.

Su mala disposición lleva a que la mayoría de estos plásticos terminen siendo arrastrados hasta las orillas de nuestras playas, entrando así a nuestros océanos y flotando a la deriva en el mar. El principal responsable de ello son las actividades humanas en donde nuestras acciones directas o indirectas llegan a tener consecuencias. Si te preguntas cómo, al pensar un poco te darás cuenta.

Se estima que un 80% de la contaminación marina tiene origen terrestre, y un 20% proviene directamente de vertidos al mar. Entre las fuentes terrestres destaca la basura proveniente del arrastre de aguas sin depurar, o de tormentas; residuos procedentes de vertederos ubicados en la costa o transportados en aguas fluviales y basura abandonada por la población y turistas. En cuanto al origen de los vertidos desde el mar, el más abundante es el de embarcaciones (mercantes, cruceros, embarcaciones deportivas, barcos pesqueros, etc.) o desde plataformas petroleras. Especialmente dañinas son las artes de pesca abandonadas, como restos de redes pesqueras, las trampas, etc.

Sin embargo, nos podemos preguntar, ¿en qué momento los productos de uso cotidiano se convierten en basura marina?

Cuando los productos que comúnmente utilizamos en nuestra vida diaria son arrojados a la calle sin el cuidado necesario, se pueden considerar como basura que por diferentes causas terminará en alguna de nuestras playas. La mejor forma de reducir este problema es separando los residuos, puesto que se les puede dar una mejor manipulación y reducir la posibilidad de que éstos lleguen a nuestros océanos.

Los residuos sólidos en el medio marino constituyen un problema grave tanto en alta mar como en las costas, este fenómeno empeora constantemente. Los residuos sólidos pueden ser transportados a grandes distancias por las corrientes marinas y los vientos. Hay residuos en prácticamente todas partes del medio marino y costero (en alta mar, en el fondo del mar, en las marismas litorales, en desembocaduras de ríos, en las playas) y no solamente en zonas densamente pobladas, sino también en lugares muy remotos de la tierra, lejos de fuentes contaminantes evidentes. 

La mayor parte de estos residuos son de larga vida y permanecen durante décadas. Una parte son letales para la fauna, matando y dañando una y otra vez de forma indiscriminada. La basura marina genera diversos impactos: problemas de salud pública, degradación de ambientes costeros, mortalidad de fauna (como pesca fantasma, animales que se enredan o tragan pedazos de redes o desechos, entre otros), disminución del valor estético y recreativo y perfil costero, taponamiento de sistemas de alcantarillado, daño a embarcaciones (hélices dañadas, taponamiento de los sistemas de enfriamiento, etc.). No existen estimaciones de la magnitud o del costo monetario asociado a estos impactos. En el Pacífico, un elemento adicional es la actividad y costo de la limpieza de la franja costera que deben asumir los municipios; recogiendo residuos que no son totalmente generados por su población residente o de turistas visitantes.

El problema radica en que muchas personas creen que ésto no les afecta ni les afectará debido a que el lugar en donde viven no es un lugar muy desarrollado como otras ciudades. Sin embargo, el mar no conoce fronteras, y arrastra la basura desde un lugar a otro haciendo que no sólo las playas de los grandes países que producen toneladas de basura diaria estén afectadas sino también la de esos lugares en donde no hay un desarrollo tan amplio o incluso donde no hay una civilización.

¿Cómo nos afecta regionalmente y como país este problema? Baja California Sur se distingue por el turismo y por las bellezas que la definen; una de las cosas más hermosas con las que contamos es la visita de animales tan majestuosos como las ballenas, ya sea la ballena jorobada, azul o gris, e incluso el tiburón ballena. Estos animales comparten algo muy especial, dado que ingieren sus alimentos por medio de la filtración. Al estar el microplástico mezclado con el krill que constituye la base de su alimentación, terminan por consumirlo. Cabe mencionar que éstas, como muchas especies, en la actualidad se encuentran en peligro de extinción. 

La Academia de Ciencias de Estados Unidos de Norteamérica ha estimado que 6.4 millones de toneladas de basura entran al océano cada año [1]. La basura proviene de fuentes terrestres y fuentes marinas, siendo la primera causa la que más contribuye a generar basura marina.

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP) declaró que la basura plástica en el océano es un problema ambiental emergente en el Anuario del UNEP 2011 [2]. Desde entonces, una mayor cantidad de información científica ha sido recopilada sobre las fuentes y los efectos de microplásticos. El Grupo Mixto de Expertos sobre los Aspectos Científicos de la Protección del Medio Marino (GESAMP, por sus siglas en inglés) ha establecido un grupo de trabajo para reunir estos nuevos conocimientos y preparar una evaluación global de las fuentes, el destino y los efectos de microplásticos en el medio marino.

El 100% de las muestras de arena de playas de todo el mundo contienen contaminación por microplásticos. Esto incluye lugares tan remotos como la Antártida. Además, claro está, de la enorme cantidad de plásticos visibles que contaminan cualquier playa del planeta. Ya se están formando "playas de plásticos" donde las partículas de plástico compiten con la arena natural. La más notable de Kamlo Beach, en el sur de Hawaii.

Con esto podemos comenzar a tener conciencia de qué son los microplásticos y cómo con ellos estamos dañando el ambiente. No importa si es sólo una persona o una pequeña comunidad las que comienzan con el cambio: al igual que los mitos de una región, las costumbres también se pasan de generación en generación. Aún no es tarde para transmitir esta buena costumbre a las generaciones futuras.

Escrito por Anayaritza Olachea Sandoval.



Bibliografía



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AVISO: EL CUPO PARA EL MONITOREO YA HA SIDO COMPLETADO.

Sé parte de nuestro monitoreo a tiburón ballena y aprende sobre estos gigantes que habitan la bahía de La Paz y sus alrededores. Estarás apoyando en las actividades de investigación de la Dra. Dení Ramírez de la asociación Tiburón Ballena México



Fechas: 

Plática y práctica de esnorkel- viernes 01 de abril (presencia obligatoria)
Salida a campo- sábado y domingo 02 y 03 de abril



Requisitos:

  • Tener entre 15 y 21 años.
  • Saber nadar (obligatorio para poder participar).
  • Imprimir, llenar el Formulario de Inscripción y firmarlo (¡tiene que ir firmado por tus padres si eres menor de edad!). No dejes ningún espacio en blanco. 
  • Entregarlo en las oficinas de EPI México junto con la cuota de recuperación. No se reciben solicitudes incompletas. (EPI México está ubicado en Guillermo Prieto #1038 entre Encinas y Navarro, horario de lunes a viernes de 9am -1pm y de 2pm-5pm).
  • Fecha límite de inscripción: miércoles 23 de marzo. ¡Te recomendamos inscribirte lo antes posible puesto que los lugares disponibles se llenan muy rápido!
  • Cuota de recuperación: 270 pesos (incluye traslado, equipo de camping y esnorkel, así como todos los alimentos). 
  • Si necesitas cancelar tienes hasta el 24 de marzo para hacerlo y con gusto te devolvemos tu dinero.
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